1 de Febrero 2025. Las diabasas o doleritas del Arroyo Mendelín. Complejo Maláguide. Aula museo de geología Málaga

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1 de Febrero 2025. Las diabasas o doleritas del Arroyo Mendelín. Complejo Maláguide. Aula museo de geología Málaga

Palabras Clave:  Diabasas o doleritas, rocas subvolcánicas básicas, rocas hipoabisales, filonianas, magmas básicos, Complejo Maláguide, rocas metamórficas, Precámbrico-Ordovicico, textura afanítica, Mioceno inferior, estructura microlítica o hipocristalina, carbonatación, sills, lacolitos, diques discordantes, sulfuraciones,  capa de rodadura, canteras.

En la cita del Aula museo de geología Málaga, hoy nos toca hablar de rocas y petrología, vinculadas al uso industrial de materias primas en la ciudad. Nos detenemos mediante parada geológica en los afloramientos de diabasas o doleritas que afectan de forma intrusiva en diques discordantes pero también en sills (capas acomodadas horizontalmente), a los materiales metamórficos pelíticos (pizarras cuarcíticas, silexitas, esquistos grauwáquicos más o menos arenosos) de la base del Complejo Maláguide.  En los alrededores de Málaga capital, y especialmente al noroeste siguiendo la subcuenca del Arroyo Mendelín tributario por el oeste del río Guadalmedina, nos encontramos en las márgenes de la barranquera del citado arroyo, un conjunto de antiguas canteras donde se extrajo en el siglo XIX bloques o adoquines de rocas diabasas grises-verdosas, doleritas de textura afanítica y microlítica, extremadamente duras en estado sano, que eran muy apreciadas por su resistencia al desgaste dinámico en las calzadas y pavimentos, acerados, y empedrados urbanos en jardines. Un uso etnográfico ya apreciado en la antiguedad durante el Calcolítico (3000 años AC), cuando dicha materia prima era usada por sus propiedades mecánicas como mazos de mineros, martillos de impacto para molienda minera o cereales, y molinos de mano barquiformes o de vaivén anteriormente diseñados durante el Neolítico (6000-3000 AC). Hoy día continuando la tradición vinculada al conocimiento histórico, materiales similares de origen subvolcánico son utilizados en la capa de rodadura de las carreteras y en árido balasto para plataformas de ferrocarriles.

Las diabasas o doleritas son rocas ígneas de composición similar a los gabros llamadas hipoabisales, de características intermedias entre las intrusivas (ej: rocas ígneas plutónicas, granitos) y las extrusivas formadoras de volcanes (ej: rocas ígneas volcánicas, basaltos); son magmas básicos principalmente constituidos por plagioclasas (cálcica o sódica), piroxenos del tipo augita diopsídica, hornblenda, óxidos de hierro y menas metálicas (magnetita, ilmenita, sulfuros de Fe-Cu-Ni). A pesar de que se conocen diabasas con textura porfídica, las diabasas maláguides están caracterizadas por su estructura ofítica vinculada al proceso de cristalización eutéctico de los minerales al enfriarse, que consiste en una mezcla intercrecida de microcristales aplanados de plagioclasa, en cuyos intersticios se encuentra el piroxeno oscuro en hábitos también prismáticos o aciculares, formando una densa red entrecruzada.

La serie basal del Complejo Maláguide en este sector de todo el borde sureste de Cerro Alcuza y Camino del Corcel, está constituida por un conjunto litológico heterogéneo muy fracturado y deformado que contiene pizarras cuarcíticas, esquistos grauwáquicos y silexitas con lechos de cuarzo de segregación metamórfica buzante unos 40º al oeste, conjunto afectado por metamorfismo regional de bajo grado (facies de prehnita-pumpellita/esquistos verdes) durante al menos dos orogenias; la varisca o hercínica y la alpina. Estos materiales han sido asignados con reservas, ante su contenido azoico, al Precámbrico-Ordovícico (570-438 Mll.años), sin embargo al noroeste de Málaga fenómenos de rifting y fragmentación continental o extensional durante el Oligoceno-Mioceno inferior (23-21 Mll.años) dió origen a intrusiones de magma básico a favor de fracturas corticales, que se iba acomodando a medida que se enfriaba, entre las capas rocosas fracturadas de la base del Maláguide, alcanzando los materiales Devónicos (calizas alabeadas). Estas emisiones de magma formaron auténticos enjambres subvolcánicos, diques verticales y también sills acomadados entre las capas pizarrosas más débiles debido a la extrusión por los planos más débiles de los flujos expansivos del magma de composición gabroidea (basáltico), dando  lugar a pequeñas apófisis o cúpulas de materiales subvolcánicos enraizados al ser intersectados en superficie, objetos de explotación industrial.

Normalmente estas rocas denominadas “filonianas” presentan extensiones limitadas horizontales, no se trata de grandes lacolitos (magmas de disposición lenticular) o apófisis masivas, ya que los diques observados poseen potencias entre 1-4 metros, a veces verticales y en otras ocasiones subhorizontales acomodados a la esquistosidad de pizarras y esquistos grauwáquicos pardos. Las diabasas suelen estar fracturadas, con un comportamiento mecánico muy tenaz y duro en roca intacta sana sin meteorizar (RCS>200Mpa). Los contactos con las rocas encajantes de la corteza están tapizados por carbonataciones blancas,  minerales de la arcilla e indicios de mineralizaciones hidrotermales, sin embargo en los fondos de barrancos aparecen sanas, mas intactas e inalteradas, con presencia de algunas sulfuraciones masivas de pirita, pirrotina, marcasita, y calcopirita que se hacen filonianas al cortar los diques las pizarras cuarcíticas negras con segregaciones de cuarzo. Estos materiales subvolcánicos básicos arrastran a tenor de estudios en otros yacimientos análogos, interesantes anomalias de cobre, ársénico, cobalto y níquel que se traduce en pequeñas mineralizaciones en el área de los Montes de Málaga (Minas de las Pedrosas, la Oportunidad, San Julián y Campanero).

Estas diabasas presentan habitualmente textura afanítica o de grano fino. Se origina cuando el enfriamiento del magma es relativamente rápido por lo que los cristales no tienen tiempo de desarrollarse con amplitud, formando tamaño microscópico entrecruzado, siendo bien dificil distinguir a simple vista los minerales que componen la matriz de la roca.

 

Por su parte los materiales metamórficos ven mermadas su continuidad en dirección y buzamiento por los enjambres de diabasas que cortan toda la serie, con unas connotaciones geomorfológicas características de fuertes desniveles encajados en el paisaje, donde campan las ramblas de cursos discontinuos pero furiosos en puntas de precipitación, como el que se muestra en la fotografia de a continuación. 

Sin dudas una información de campo valiosa al alcance de la sociedad, todavía hoy desconocida respecto al significado transcendental de los procesos geológicos más inmediatos y la disponibilidad de los recursos de la Tierra; su impacto en el desarrollo de nuestras ciudades. La ingeniería, la arquitectura y el servicio minero de sus demandas, a través de la mirada de nuestras materias primas, “las piedras” que en algunos aspectos han sido esenciales en nuestro pasado, y donde la interpretación y visión del geólogo nos ayuda a reconstruir de donde venimos y hacia donde vamos en el registro geológico de la evolución  de la Tierra, procesos acontecidos y sus cambios climáticos, sin olvidar los factores sociales de desarrollo y crecimiento urbanístico-empresarial en base al conocimiento del recurso autóctono.

Hasta pronto!

Desde el Aula museo de geologia, Juan Carlos Romero

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