5 de Junio 2019. El geólogo y la geología…extinción o continuidad? La pérdida de competencias. Aula museo de geología Málaga

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5 de Junio 2019. El geólogo y la geología…extinción o continuidad? La pérdida de competencias. Aula museo de geología Málaga

Dentro de la rama de las ciencias, la geología en España desde que se escinde de las Ciencias Naturales como licenciatura propia en la primera mitad del siglo XX, con las primeras promociones nacionales como tales en la Universidad Complutense de Madrid y de Granada en 1958, siempre fue considerada una carrera “técnica y científicamente” joven y de minorías. Apasionados vocacionales casi románticos que emprendían los estudios de geología por su fascinación en aquellas materias, los procesos de formación de la tierra y su evolución, la formación de yacimientos minerales y las materias primas, la investigación hidrogeológica, o la geología estructural de una región y la tectónica de placas,….. una atracción fatal embriagada por una vocación innata que encontraba una salida profesional compleja, solapada por las ingenierías y no siempre justamente demandada en nuestra sociedad. Una postura preocupante e injusta que obedece a las salidas de mercado del profesional geólogo en España ante la precariedad y oferta menguante del inquietante panorama laboral regresivo actual; situación que no converge en absoluto con su proyección internacional (i.e UK, USA, Australia, Emiratos Árabes, Canada, Chile, Colombia, Brasil,etc..), donde las salidas están garantizadas con una mayor remuneración en una sociedad más estructurada, especializada y respetuosa con las profesiones y las competencias, de sectores más competitivos en crecimiento, como por ejemplo en los estudios geotécnicos para el desarrollo de la ingeniería civil (edificación, carreteras, ferrocarriles, presas, puentes, vertederos, túneles, etc..), energías alternativas (geotermia, eólica, wind turbines, etc..), investigación minera para la evaluación y explotación de reservas de minerales metálicos o minerales industriales, investigación hidrogeológica de acuíferos de abastecimiento, estudios cartográficos de ordenación del territorio y riesgos geológicos naturales “geohazards” para prevención y expansión de desarrollos urbanos, entre otras muchísimas aplicaciones…

La compleja salida profesional y el “pobre reconocimiento social” de la geología en España, ha consignado desde décadas una sociedad poco demandante del papel del geólogo como profesional útil por ignorancia de su potencial, un concepto vago e injusto de la profesión, históricamente puenteada y asimilada por los ingenieros de minas (investigación minera, mecánica de rocas, hidrogeología, túneles en mina ..) o de caminos (geotecnia, mecánica de suelos, etc-..) una triste realidad por la que hemos pasado todos los profesionales que hemos trabajado en la empresa privada en algún periodo de nuestra vida laboral útil. A esto hay que sumar la realidad actual, donde las escasisimas promociones de geólogos apenas contribuyen a encender voces en la reivindicación de la profesión, lo que está llevando a un peligroso incremento de la pérdida de competencias en materias “tradicionalmente geológicas”  como la paleontología – ahora solapada por biólogos e incluso arqueólogos – y la mismísima hidrogeología o la ordenación del territorio – ahora con un sustancial incremento de licenciados en Ciencias Ambientales asumiendo el papel del hidrogeólogo -. Una situación altamente preocupante que es consecuencia de los errores cometidos en la reforma educativa, la falta de inversión en proyectos de investigación geológicos-mineros por parte del estado, la eterna crisis de la construcción y en el extremismo a veces absurdo de las políticas ambientales en temas de minería y explotación de materias primas.

La geología, las Ciencias de la Tierra, una disciplina que tiende a desaparecer de los planes educacionales actuales como consecuencia de la minimización de sus contenidos, a raíz de los cambios introducidos por la LOMCE. Debido a dicha reforma, las asignaturas científicas digamos pierden peso específico (Ley Orgánica para la Mejora Educativa 8/2013, de 9 de Diciembre) en especial en el bachillerato (Ciencias y Tecnología), y en los ciclos de ESO donde además se imparten con prioridad y mayor extensión las materias de Biología y el Medio Ambiente  -80%-  frente a las Ciencias de la Tierra – 20% -, llegando ésta última, tarde, comprimida y mal impartida a final de curso. La consecuencia, tanto los alumnos de secundaria (12-16 años) como los de bachillerato (16-18 años), resultan escasamente motivados, generando un paupérrimo interés universitario por una disciplina apasionante y llena de futuro profesional. El resultado directo;  el éxodo de estudiantes hacia otras disciplinas digamos más atractivas y de más “futuro profesional” como las ingenierías o las Ciencias Ambientales, con un claro impacto en las matriculas de la universidad,  y las promociones escasísimas de geólogos.

Una consecuencia que lleva a la geología como ciencia, a una posición débil, marginada e injustamente defenestrada en los contenidos educativos de los planes de estudios y en  su valor conceptual asignado por la sociedad, lo que obliga a alzar voces urgentes desde distintos colectivos universitarios, asociaciones profesionales y por supuesto ámbitos privados especializados para frenar este desinterés socio-educativo. Una postura indignante e injusta que nos puede llevar al borde de la extinción de la profesión…

 

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