2 de Abril 2021 Por el Jurásico marino y las canteras ancestrales del Cerro de San Antón (Málaga). Aula museo de geología (Málaga)
Palabras clave educativa: Cerro de San Antón, Cobertera carbonatada Maláguide, Zonas Internas, zócalo paleozoico, Jurásico inferior-Superior, Calizas oolíticas crema, calizas brechoides rojas, calizas conglomeráticas, karst, acanaladuras, lapiaz, canteras centenarias, piedra de sillería, despegues tectónicos y gravitacionales, falla normal de San Antón.
En esta cita geológica afrontamos la subida desde el paraje Lagarillo Blanco por la vereda de las antiguas canteras centenarias de piedra de silleria caliza roja, confusamente denominadas en la antiguedad “jaspes encarnados rojos de San Antón” (Medina Conde, Conversaciones Históricas malagueñas), a uno de los mayores valores geológicos y paisajísticos existentes en las inmediaciones de la ciudad de Málaga, el Monte San Antón. Lo primero que llama la atención en este monte calizo emblemático de Málaga, es la gran muela y el escarpe vertical de la cara oeste motivada por una falla vertical que permite ascender la base del macizo del Jurásico inferior, bastante karstificada con numerosos abrigos y cavidades.
El Cerro de San Antón constituye un promontorio rocoso en forma de dos conos altivamente levantados y en ocasiones deslizados sobre los elementos maláguides de zócalo paleozoico (pizarras, grauwacas Carboniferas), que alcanzan una altitud de 492 y 508 msnm respectivamente. El macizo lleno de historia también minera relacionada con la explotación centenaria de piedra ornamental “caliza brechoide roja”, muy apreciada desde la época romana para la elaboración de columnas, bloques de sillería, miliarios, lapidarios funerarios y otros elementos artesanales, exhibe una posición atalayesca privilegiada sobre la bahía costera de Málaga y el interior de los Montes de Málaga, entre las cuencas de los arroyos Jaboneros y Gálica. Este material también fue muy apreciado para la construcción de iglesias, altares y pilas bautismales, e incluso material para la catedral de Málaga, como piedra de sillería de mayor consolidación y resistencia frente a las tradicionales areniscas amarillas de bioclastos (Plioceno) y las areniscas rojas de asperón (Permotriásica) mas evolutivas y menos resistentes. Llama la atención en el terreno el gran número de pequeñas concesiones mineras esparcidas por la zona, que tuvo que haber en el paraje como se demuestra los numerosos espacios mineros bien delimitados, algunos destruidos por explotaciones de piedra industrial mas reciente con uso generalizados de barrenos.
La ruta en sí constituye una gozada para disfrutar del paisaje y las vistas extraordinarias sobre todo el litoral de Málaga y la bahía, partiendo del paraje recreativo Lagarillo Blanco ahora acondicionado para el picnic. Geológicamente el corte se inicia en materiales tipo pizarras y grauwacas del Carbonífero Maláguide, cortando la senda pequeños afloramientos del Permotrías rojo que dan paso inmediatamente a la cobertera carbonatada mesozoica de calizas oolíticas discordantes del Jurásico Inferior (200-180 Mll años) sedimentadas en ambientes de plataformas marinas someras. Sobre las calizas oolíticas crema siguen unos niveles de calizas brechoides rojas, y calizas conglomeráticas de grandes cantos también calizos rojizos, sedimentados en ambientes marinos algo mas distales con rupturas en las condiciones de sedimentación relacionadas con periodos de inestabilidades tectónicas (formación de brechas) e incluso gravitatorias durante el depósito. La ruptura del depósito sedimentario dió lugar a niveles de calizas brechoides de un color asalmonado característico presumiblemente asignables al Jurásico superior por la presencia de fragmentos mal conservados de ammonites (Epipeltoceras). Estos materiales pueden estar karstificados localmente con formación de lapiaces incipientes, acanaladuras de disolución y bellas mineralizaciones de calcita espática cristalina.
En definitiva, una ruta cargada de historia geológica y minera de nuestro entorno mas inmediato adyacente a la ciudad de Málaga, absolutamente desaprovechada y necesitada de impulsos turísticos y educativos para la puesta en valor y conservación de estos lugares de interés geológico (LIC) que imbrican con maestría natural, la historia, geología, minería, y el paisaje malagueño, con el uso etnográfico tan importante del recurso local en el paso de nuestras antiguas civilizaciones.